
Mediante procesos de relajación mental y física y utilizando sus sentidos interiores, los maestros descubrieron que algunas partes del cuerpo tienen más Chi que otras. Sirven como puntos de acumulación de nutrientes para unos órganos y glándulas concretos. Estos centros pueden recibir el Chi de fuentes externas, como la fuerza electromagnética, la vibración de la tierra, la luz y la frecuencia o sonido de la luna, el sol y las estrellas.
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